Replantearse metas, controlar la respiración y tener conciencia del “ahora” son algunas de las maneras para lograr un cambio positivo.
¿Qué es Mindfulness?
Tal vez el lector nunca escuchó este término o bien comenzó a notar su presencia hace relativamente muy poco. Lo cierto es que Mindfulness viene incrementando su presencia en nuestra vida cotidiana de un modo francamente vertiginoso. Si uno busca en internet el historial de publicaciones referidas a Mindfulness notará lo siguiente: En 1990 había solamente 5 publicaciones. En el año 2000 eran 21 (momento en el que empiezan a crecer exponencialmente) para pasar en el 2012 a ser ¡477! (Fuente: D. S. Black (2013).
¿Y qué es Mindfulness?
Si el lector tiene alguna noción del inglés, verá que la palabra se refiere a un estado (ness) de la mente (mind) que implica plenitud o completud (full). Se lo podría traducir literalmente entonces como mente plena o mente llena. Pero la traducción literal no expresa con exactitud lo que el término desea reflejar.
La traducción castellana más cercana y que transmite el corazón de estas antiguas enseñanzas sería el de Atención Plena o Consciencia Plena. Por eso de ahora en más nos referiremos de manera indistinta al constructo usando cualquiera de los términos anteriores.
¿Y por qué el interés en la Atención Plena?
Le voy a preguntar, querido lector ¿cuántas veces en su día está realmente donde verdaderamente está? Y le voy a pedir que no se apresure en responderme. Puede dejar de lado el periódico por unos momentos e intente recordar sus acciones a “grosso modo” desde que se levantó hasta llegar a este momento. Mientras desayunaba, si es que lo hizo, por ejemplo: ¿Estuvo plenamente conectado con el alimento que ingería? ¿Noto su sabor, aroma, textura, color? Y, ¿pudo hacer esto un bocado tras otro? ¿O más bien, mientras engullía (llenando el tanque como suelo referirme a este comer desatento) su mente vagaba en preocupaciones, agendas, o simplemente mirando distraídamente la televisión?
Cambiando de plano y centrándonos en el vínculo con otros, ¿Estuvo plenamente atento al diálogo con las personas con los que conversó? ¿O su mente vagaba por otros paisajes mientras la mímica facial hacía de cuenta que usted estaba plenamente allí? Le ofrezco otro pequeño ejercicio, estimado lector. Pruebe ahora de cerrar los ojos, notando primero su cuerpo y apoyos donde quiera que usted se halle ahora. Y lleve unos momentos la atención a dondequiera que sienta la respiración de manera más nítida en el cuerpo. Pruebe de quedarse unos cinco minutos solamente llevando la atención a la respiración. Simplemente eso: notando como entra y sale el aire y las sensaciones físicas que se generan allí donde usted decidió enfocar la atención.
¿Cómo le fue en la experiencia? ¿Pudo mantener la atención enfocada intencionalmente en la simple entrada y salida de aire del cuerpo? La gente que se acerca a nuestros cursos suele decirnos que rara vez pueden estar plenamente donde de hecho ya están. Que al segundo, dos o tres, la mente ya está hablando, opinando, juzgando o yéndose en preocupaciones o pensamientos ajenos a aquello que se está viviendo. Y pese a que parece extremadamente sencillo y obvio el hecho de que uno debiera poder estar plenamente presente a sus momentos, esto sucede de manera extremadamente ocasional. Podemos entonces comenzar a vislumbrar que es la Atención Plena y por que despierta tanto interés hoy. Jon Kabat Zinn, un biólogo molecular que desde 1979 está altamente comprometido en divulgar, difundir y desarrollar esta práctica en occidente define a Mindfulness como “Prestar atención de una manera particular: deliberadamente, al momento presente y sin juzgar”. Este estado de conciencia implica la posibilidad de estar en presencia plena o total sobre la realidad que vivimos a cada momento aceptándola tal como se presenta.
En un mundo de vértigo y aceleración, la propuesta es aprender a detenernos y habitar nada menos que nuestras vidas, nuestros cuerpos, nuestros vínculos. Y eso hay que ejercitarlo. Hay que aprender a parar y estar con todo lo que la vida nos presenta. Por eso decimos que Mindfulness también es una práctica, que justamente persigue cultivar dicho modo de estar vivos.
¿Qué beneficios puede traernos la práctica de Mindfulness? Esta práctica de origen ancestral se ha encontrado con la moderna ciencia occidental generando un encuentro entre fructíferos aspectos de ambos hemisferios: la sabiduría de oriente con el rigor metodológico de occidente. Jon Kabat Zinn desarrolla un programa de 8 semanas (MBSR: Mindfulness Based Stress Reduction o Reducción de Estrés basado en la Atención Plena) centrado en despertar la propia capacidad autoregulatoria del individuo que ha demostrando resultados realmente sorprendentes. Al cabo de esas 8 semanas de práctica, hay fuertes evidencias de que las personas que practican las distintas formas de Mindfulness suelen presentar:
• Un desarrollo de habilidades para manejar de manera más efectiva situaciones de estrés y ansiedad a corto y largo plazo.
• Una mayor habilidad para relajarse.
• Una disminución sostenida de síntomas físicos y psicológicos y una mayor habilidad para mantener el equilibrio en situaciones de estrés.
• Una mejoría en la respuesta inmunológica.
• Una disminución en los niveles de dolor y una mayor habilidad para afrontar síntomas de dolor crónico o irreversible.
• Un mayor nivel de entusiasmo y energía.
• Una mayor activación cerebral en el área pre frontal izquierda; asociada a una respuesta más adaptativa frente al estrés.